Extremoduro - Material Defectuoso

Definición de amor

Desde pequeño uno pensaba, en su supina ignorancia musical, que Extremoduro era un grupo heavy que «cantaba» usando más palabrotas y palabros que palabras…

Hasta que de repente, hace poco más de un año, escucho en la Parroquia del Monaguillo, que Dios tenga en su gloria, su canción «Si te vas…» y me llevo una bofetada de realidad de la que aún sigo tocado.

Creo que no hay definición de amor más perfecta que la que se da en esta canción, y cuidado que soy más de Serrat que el propio Sabina. O sea, que he escuchado auténticas obras de arte sobre el tema, pero aquí Robe hace con nosotros lo que quiere y tan pronto nos evoca esa relación que tenemos más idealizada en el recuerdo, como aquella que nos dejó un vacío en el pecho que jamás volveremos a llenar.

Antes de dejaros con la canción y su letra, telita de letra por cierto, quiero finalizar el post con esta maravillosa frase, sobre el amor, de Umberto Eco que escuchamos de boca de Sean Connery en «El nombre de la rosa», y a la que le tengo un especial cariño:

“Qué pacifica sería la vida sin amor, Adso. Qué segura. Qué tranquila. Y qué insulsa”

Se le nota en la voz, por dentro es de colores,
y le sobra el valor que le falta a mis noches.
Y se juega la vida
siempre en causas perdidas.


Ojalá que me la encuentre ya entre tantas flores.
Ojalá que se llame amapola,
que me coja la mano y me diga que sola...
No comprende la vida, no.
Y que me pida más más más más, dame más.
Y que me pida.


Es capaz de nadar en el mar más profundo.
Igual que un superhéroe, de salvar al mundo.
Donde rompen las olas
salva una caracola.


Ojalá que me despierte y no busque razones.
Ojalá que empezara de cero,
y poderle decir que he pasado la vida
sin saber que la espero, no.
Y sin que me pida más más más más, dame más.
Sin que me pida.


Si te vas
me quedo en esta calle sin salida, sin salida.
Que este bar
está cansado ya de despedidas, de despedidas.


Como un extraterrestre se posa en el suelo
y me ofrece regalos que trae de otros cielos.
Le regalo una piedra
recuerdo de la Tierra.


Me pregunta por qué el hombre inventó la guerra.
Y en silencio pregunta aún de cosas más serias.
Yo me pongo palote
sólo con que me toque.


"¿Dónde vamos tan deprisa?",
me pregunta su sonrisa.
Si tú quieres, tengo el plan:


Caminar, salga que salga el sol,
por donde salga el sol,
que no me da.


Y llegar hasta tu corazón,
salvo que salga el sol,
por donde salga el sol.


Si te vas
me quedo en esta calle sin salida, sin salida.
Que este bar
está cansado ya de despedidas, de despedidas.


Si he tardado y no he venido,
es que ha habido un impedimento.
Me llevaron detenido
para hacer un declaramiento.


He robado, he mentido,
y he matado también el tiempo.
Y he buscado en lo prohibido
por tener buenos alimentos.


Y es que la realidad
que necesito
se ha ido detrás
de ese culito.


Que delante de mi
se paró por fin
un día con una noche oscura,
esperando por ver si saliera la luna.


Déjate querer,
dímelo otra vez,
un día con una noche oscura,
esperando por ver si saliera la luna.


Si te vas
me quedo en esta calle sin salida, sin salida.
Que este bar
está cansado ya de despedidas, de despedidas.


Ay luna, ay luna.


Quédate muy cerca de mí,
así los dos, dulce madrugada.
Mírame y vuelve a sonreír,
que sino, yo no comprendo nada.


Si te vas
me quedo en esta calle sin salida, sin salida.
Que este bar
está cansado ya de despedidas, de despedidas.


Si te vas
me quedo en esta calle sin salida, sin salida.
Que este bar
está cansado ya de despedidas, de despedidas.

 

Guillermo de Baskerville

La “Trinidad” de mi placer intelectual

La Trinidad es: “la creencia que afirma que Dios es un ser único que existe como tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.

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Ojalá mi mano no tiemble ahora que me dispongo a relatar mis experiencias personales con la novela “El nombre de la rosa” de Umberto Eco, la película homónima de Jean-Jacques Annaud y el videojuego “La abadía del crimen” del avilesino Paco Menéndez y Juan Delcán.

Tres obras maestras en sus respectivas disciplinas que han envejecido muy bien (mejor incluso que yo, que nací el mismo año que la novela y estoy para los leones) y que forman la verdadera Trinidad de mi placer intelectual: Es la película, junto a “Star Wars”, que más veces he visto; el libro que más veces (ahora estoy empezando la cuarta) he leído; y el videojuego al que más veces he perdido.

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Curiosamente llegaron a mi vida en orden inverso al de su publicación. Creo recordar que fue mi hermano Gaby quien, en mi más tierna infancia, me descubrió en el Spectrum de la familia (puedo iniciar una guerra fratricida si digo que el ordenador era de uno u otro hermano) el que para muchos, yo incluido aunque con matices, es el mejor videojuego español de la historia. Y uno de los más difíciles podría añadir, ya que conozco a pocas personas que lo hayan acabado sin ninguna ayuda. A mi siempre me descubría el abad dando uno de mis paseos de investigación nocturna y me echaba de la abadía en un santiamén (estoy hilando que es una locura hoy).

Pantallazo inicial del remake de Manuel Pazos y Antonio Giner

Pantallazo inicial del remake de Manuel Pazos y Antonio Giner

La abadía del crimen fue programada por el malogrado y ya mencionado Paco Menéndez, quien, casualidades de la vida, se llamaba igual y se dedicaba a lo mismo que mi hermano mayor, lo que era todo un orgullo para un niño pequeño cada vez que lo veía en la pantalla, aunque supiera de sobra que no se refería a su hermano.

Es a día de hoy que todavía no lo he terminado, ya viera mapas, usara guías o leyera soluciones en las revistas de videojuegos de la época. En mi defensa diré que ahora sería todo más fácil habiendo vídeos tan cojonudos como este:

He vuelto a jugar hace poco al remake de la abadía del crimen que hicieran Manuel Pazos y Antonio Giner hace unos años, y me sigue pareciendo un juego maravilloso. Y es que tiene mérito, que no me haya pasado con él lo que con otras cosas, que las recuerdas de la infancia como maravillosas y que al volver a verlas te dejan el ánimo por los suelos. Cuanta razón tenía Serrat cuando cantaba eso de: “los recuerdos suelen contarte mentiras”.

En la web del remake descubrí el tema principal que usó Menéndez en formato midi para la banda sonora del juego y que a día de hoy todavía canturreo de vez en cuando. La canción es “Crystal Palace” del grupo Gwendal.

Después de este maravilloso hallazgo he creado una lista pública en Spotify con éste y otros temas que se usaron en el videojuego o en la película. Aquí os dejo el enlace a la lista.

Pero sin duda lo que más me ha emocionado fue, en marzo de 2016, el haber encontrado, terminado y disfrutado como niño esta joya: “La abadía del crimen Extensum”.

Captura de imagen del refectorio en La abadía del crimen Extensum

Captura de imagen del refectorio en La abadía del crimen Extensum

Daniel Celemín se une al creador del remake, Manuel Pazos, para dar a luz un nuevo juego con más personajes, más cinemáticas, nuevos gráficos, una abadía aún más grande y un mejorado sistema de horas y de movimiento que facilita enormemente la jugabilidad. De verdad que merece mucho la pena jugarlo, y todos debemos agradecerles a estos dos genios que han hecho un trabajo titánico y encima gratis.

No quisiera dejar pasar la oportunidad de recomendar también la lectura de un libro que va más allá del elogio fácil, que yo hago en este post, y que cuenta en todos los ambitos posibles: sociales, técnicos, empresariales… como fue posible que pudiéramos disfrutar en su día de la abadía del crimen original: Obsequium por Jaume Esteve Gutiérrez.

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Después del juego y en plena adolescencia me llegó la película de Jean-Jacques Annaud protagonizada por el genial Sean Connery. Me dejó impactado. No por buena, pues a pesar de que a esa edad ya devoraba películas, no pasaba de las típicas “Los Goonies”, “Karate Kid”… Sino por la escena subida de tono que protagonizaban Valentina Vargas y un jovencísimo Christian Slater.

Una de las múltiples carátulas de la película

Una de las múltiples carátulas de la película

Años después, con un cerebro más preparado para una película así, pude disfrutar todo lo que quise de esta obra maestra, para mí lo es, del cine europeo, ya que era una de las cintas VHS que venía en la típica colección que daban con el periódico local que compraba mi padre. He de decir que los cabezales del vídeo del salón, tienen más que merecido su descanso eterno en el basurero en el que ahora se encuentren.

No voy a entrar en detalles técnicos, ni si los cambios introducidos respecto al libro fueron o no acertados, creo que es una de las mejores adaptaciones de una novela al cine que se haya hecho nunca, o eso dicen los expertos. Lo que si destacaré es el doblaje español, ya que fue uno de los últimos y mejores trabajos de una gran generación de actores de doblaje patrios. Aprovechar para disfrutar de este doblaje en su actual versión de blu-ray, a pesar de que esté en mono, antes de que lo rehagan para tenerlo remasterizado en 5.1 y lo eliminen en futuras ediciones como se han atrevido a hacer por ejemplo con Amadeus o Tiburón. Eso sí, habría que declarar hereje y condenar a la hoguera al responsable del doblaje de las escenas eliminadas, y posteriormente recuperadas para la salida a la venta del DVD. Burdo trabajo que más parecía un sketch de los que hacía Flo en «El Informal».

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Y ahora toca hablar de la novela, el único libro (aunque en breves le tocará a la saga de Canción de Hielo y Fuego) que he leído más de una vez. Cosa harto difícil para alguien como yo que sólo leía cómics y porque, como el mismo Umberto Eco reconoce, las primeras cien páginas son una prueba, una criba que ha echado para atrás a más de uno.

Portada del libro editado por Warner Books en Junio de 1984

Portada del libro editado por Warner Books en Junio de 1984

Creo recordar que fue mi hermano Paco quien me dejó su libro para que me entretuviera en el hospital cuando ingresé por primera vez por amigdalitis. Y es que las horas muertas (qué adjetivo más inoportuno he usado) de un hospital son muy duras, más incluso que la criba de Umberto Eco, y eso sumado al hecho de que la versión del libro de mi hermano no tenía todavía traducidos los textos en latín no auguraba que acabara terminándolo, ni siquiera que llegara a la mitad. Pues tres veces lo leí, ya que tuve varios episodios en los que me ingresaban una semana en el hospital cada poco hasta que finalmente decidieron operarme.

He de reconocer que ahora con treinta y cinco años, encuentro menos pesadas esas partes del libro en las que se hacen descripciones y enumeraciones eternas. Incluso agradezco la parte de novela histórica cuando antes solo me interesaba la parte de novela de misterio que tan maravillosamente tejió el autor.

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A pesar de que la novela, la película y el videojuego llegaran a mí y disfrutase de ellos de forma individual, ya no puedo entender el uno sin el otro.

“Hace frío en el scriptorium, me duele el pulgar. Dejo este texto, no sé para quién, este texto, que ya no sé de qué habla”.

«Stat Rosa Pristina Nomine, Nomina Nuda Tenemus»

Interpretativo: «Lo único que queda de la rosa antigua y muerta es su nombre. Así, todos existimos porque tenemos un nombre». Ésta es una de las mejores traducciones para la última frase del libro que encontré por internet.